martes, diciembre 20

Por favor.

Como el canto de un tenor bien afinado, así debe ser. Que me erice cada vello del cuerpo ese sonido celestial, que me alivie cada llaga de las que tengo en el alma. El crujir de mis costillas bajo el peso de un mazo de metal empuñado por un fortachón sin remordimientos... ¡Y QUE SE RÍA!. Porfavor, que se ría.

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