martes, noviembre 30

Promesas de Tinta.

...

¿Aún recuerdas como el sol se apagaba ante nuestros ojos aquel día?

Yo lo recuerdo cada minuto de mis días ahora que se llenan con tu ausencia.

“Te amo”- dijiste con suavidad en mi oído, y entonces supe que, sin decirlo con palabras, me prometías el cielo y todas sus estrellas, sellando el trato con un suave roce de tus labios.

¿Aire mío, cuánto tiempo más durará tu lejanía?

Realmente no importa, siempre que prometas regresar a mí … ¡amándome aún! … porque entonces sería mejor la muerte.

¿Te he dicho que te amo? Te lo dije ese día antes de dejarte partir (¿cuántas veces?¿Un millón?) y te lo repito en papel y con tinta, no vaya a ser que se borre en un silencio el sonido de mi voz.

Deseo con todo mi corazón que esta carta llegue a tus manos.

Vuelve ya de ese viaje eterno…

Igual como te dejé…

Te esperaré.



-Eh! ¿qué demonios está haciendo? ¡Afuera nos están esperando las chicas! Se van a ir si no nos apuramos, y quiero ver como consigue otro par como esas - dijo una morbosa voz masculina de lejos-

-Nada… nada importante, vamos ya– y soltó la hoja -ahora arrugada- con aroma a rosas, esta cayó en unas gotas de agua sobre el suelo…

¿Sabías… que la tinta también se borra?

domingo, noviembre 28

Manual Diverso:

1- Guía básica para subir tu autoestima.


Materiales:


a- Ropa ajustada que te haga ver como mujer fácil.

b- Maquillaje excesivo, ojalá divergente de tu edad (que te veas de 25, aunque tengas 11).
c- Algunas amigas de la misma especie como compañía.
d- Un parque o zona urbana de reunión.

¡Y a cazar!



Procedimiento:



Caminar por medio del parque o zona urbana elegido con paso de "modelo", no elegante, sino demostrativo (moviendo las nalgas), ojalá liderando a tu grupo de amigas de utilería.
Busca con la mirada a otra persona, de nive inferior al tuyo, cualquier cosa, una fea, un raro, cualquier objeto cuyo autoestima sea detectablemente más bajo que el tuyo. (Preferiblemente si mira al suelo y se ve "apagado", así te asegurarás que no podrá defenderse).
Camina delante de este ser, murmurando cosas burlistas, riendo con desprecio. No importa que seas tonta y tus comentarios no sean nada inteligentes, tus amigas de utilería se reirán (para eso están ¿no?). Sume el estómago, muestra las costillas, tu delgado y perfecto (pero sin formas) cuerpo. Mira un par de veces despectivamente a tu objetivo y ahora puedes regresar feliz a tu hogar.
Habrás humillado un feo más y tu autoestima será como las nubes.
Es cosa de la naturaleza ¿no?...




¡Hasta la próxima!

Qué será...



... que hoy el mundo me huele como a mierda.



miércoles, noviembre 17

Caballero de ensueño.

...

Te miré de reojo desde mi lugar, caminabas de aquí para allá como un alma sin perdón. Yo te vi. Tú a mi no, pero desde entonces te anhelo.

Observé cada detalle tuyo, esa pequeña imperfección en la curva de tu nariz, tu sonrisa maliciosa e inocente a la vez, tu mirada profunda, amante de todo lo que mira; miré tu cabello alborotado, color caoba, un café tan lleno de vida como tú mismo. Tus manos, tenían un aspecto tan agradable, tan cálido, no perdí detalle de ellas mientras rebuscaban aquel libro “cuyo nombre no puedo acordarme” pero que envidio.

Atrapaste mi mirada sin darte cuenta si quiera, sin proponértelo, pero el garbo de tu andar no pasa desapercibido para mi.

Entonces sonríes amable a una niña que se acerca a ti, te pregunta no sé qué y tú la ayudas, muestras la simpleza y la humildad de tu alma en una mueca.

Siempre fui amante de libros, de historias, fantasía… ¡soñé tantas veces con los héroes de los que leía! Y ahora hasta pienso en escribir: “El joven caballero ojiverde, montado en su bello corcel azabache cabalgó por el mundo, llenándolo de su calidez y alegría… pero nunca miró a su princesa… nunca encontró a su princesa…” no alcanzo a terminar sin romper la hoja. Has hecho de mí una asidua visitante de la biblioteca. Ya no llevo libros a casa, leo ahí, por horas, mientras espero paciente y en silencio, que por algún motivo te acerques a mí, así poder escuchar tu voz y comprobar que esta también es suave y comprensiva… Yo no tengo valor para mirarte si tú miras hacia a mi, menos tengo para hablarte.

Esperaré, soñaré, hasta que suceda… ¿Quién soy yo para cuestionar el destino y sus mecanismos?


Algún día la historia dirá:

Y el caballero triunfante por sus batallas ganadas contra el frío rencor y odio dentro de las personas, regresó a su lugar más amado, donde empezó a vivir su historia… y allí la vio. Una joven, concentrada en un libro en sus manos; ella alzó la vista y lo miró fijamente. “Te esperaba”. ¡Por fin había encontrado a su princesa! La tomó por la cintura y la beso, despacio, con ternura... Y ella deseó que durará toda la vida…

Fin


jueves, noviembre 11

Duende en el viento...


Susurros,

frases rápidas, ininteligibles,

hablan de miedo,

de muerte y recelo.


Hablan de falta,

no es claro lo que entiendo.

Susurros del viento entre el bambú,

en plena noche.


Creo que es algún,

duende travieso.


Susurros carrasposos,

se escuchan cerca

y junto con ellos, risas grotescas.


Se hiela mi rostro,

me provoca cosquillas

con sus pequeñas manos frías.


Yo también lo he pensado ¿sabes?…

qué esté todo en mi cabeza.


Así es,

pequeño duendecillo...

Estoy de acuerdo contigo.